La educación, el acceso a la información y la comunicación eficiente son algunos de los factores básicos para el desarrollo de los países. El acceso a Internet definitivamente abre nuevas fronteras y utilizado correctamente puede ser una excelente herramienta para el desarrollo.

De acuerdo con la Asociación de Internet.mx, México alcanza un 67 % de penetración entre la población de personas de 6 años en adelante con 79.1 millones de usuarios conectados. Está claro que no solamente es necesario llevar la conectividad a la población, se necesita además implementar un ecosistema que permita aprovecharla. De esta manera, los impactos positivos se verían reflejados en el corto, mediano y largo plazo en áreas de desarrollo como la salud, la economía, la educación y la sustentabilidad.

Si bien el acceso a Internet en las áreas urbanas de nuestro país funciona relativamente bien, las comunidades pequeñas y alejadas aún no están en la situación que quisiéramos.

El gobierno ha hecho esfuerzos, sin embargo, existe una combinación de factores que hacen complicado contar con la infraestructura necesaria en dichas comunidades. Entre esos factores están el no ser zonas comercialmente atractivas para los proveedores de acceso a Internet, tener una baja densidad de población, en algunos casos estar demasiado alejadas y el bajo nivel adquisitivo de los habitantes.

Actualmente hay más internautas que se conectan en lugares públicos, lo que indica una clara tendencia de que el país requiere más puntos de acceso públicos.

Para ello, el gobierno debe jugar el papel principal en todos los aspectos desde programas de financiamiento hasta incentivos para que empresas y particulares colaboren. Me parece que toda la iniciativa privada y todo ciudadano, cada uno dentro de sus posibilidades, tiene un compromiso con el desarrollo del país y el apoyo a las zonas rurales. Sin poner en segundo término los servicios esenciales (alimentación, vivienda, salud), me parece que todos debemos colaborar. Pero insisto, el obtener incentivos del gobierno ayudaría a aumentar la participación voluntaria de sectores particulares.

Muchas zonas rurales en nuestro país dependen de la agricultura y/o la ganadería y el Internet de las Cosas hace posible aplicar la tecnología a estos sectores.  Por ejemplo, con una red Wi-Fi se pueden instalar sensores conectados a la red inalámbrica en los campos de cultivos. Esos sensores pueden informar sobre el nivel de irrigación a nivel subterráneo o cómo responden las plantas a las condiciones ambientales. Esos datos se pueden recibir mediante la red Wi-Fi. Esa información se puede obtener en tiempo real. En lo referente a granjas y ganadería, estamos comenzando a ver soluciones para tener sensores de salud en los animales, estudiar patrones de comportamiento, detección de depredadores, etc.

En las comunidades alejadas se debe proporcionar una conexión con el mismo nivel de servicio que se brinda en las grandes ciudades, sobre todo si de esta conectividad van a depender servicios de educación y de salud. Es decir, que la infraestructura ofrezca la máxima disponibilidad y la velocidad para soportar las aplicaciones que serán de primordial importancia.

Como el reto es llevar la conexión de Internet a las zonas alejadas, la distancia es el principal obstáculo que superar. Lo ideal es tener acceso vía fibra óptica aunque en algunos casos el costo puede ser muy alto y resultar inviable. Sin embargo, dicha infraestructura debe plantearse como el objetivo final. De manera temporal se puede iniciar con infraestructuras de medios satelitales, microondas y LTE.

Es importante tener presente que en un proyecto de esta naturaleza se deben considerar equipos de redes Wi-Fi robustos de clase empresarial. Los equipos de bajo costo no tienen la capacidad requerida ya que la señal se degrada con pocos dispositivos conectados y su durabilidad y resistencia a las condiciones del clima  provocaría fallas continuas.

Elegir los mejores dispositivos de conectividad evita generar altos costos de operación y mantenimiento, lo cual es uno de los objetivos principales de una iniciativa de esta naturaleza.

El reto es grande pero los objetivos y resultados valen la pena. Es un esfuerzo del que todos nos sentiremos orgullosos.

 

Por Moisés Montaño, director regional de ventas de Ruckus Networks en Latinoamérica

Foto: Ruckus Networks en Latinoamérica