Existe la creencia que el sistema de autopistas urbanas, actualmente en construcción en la ciudad de México incentivará el uso de automóviles, con lo cual se dispararán los índices de contaminación. La realidad es a la inversa.
Las autopistas urbanas resolverán parte de un viejo problema: la creciente acumulación vehicular presente en el área metropolitana de la ciudad de México, debido a varias circunstancias tanto de aumento poblacional como de acceso al financiamiento.
No hay que imaginarlo. Cada día el tránsito por las avenidas de la capital del país es lento, sobre todo en horas pico y ello tiene un impacto directo en los índices de contaminación ambiental.
Particularmente, la Autopista Urbana Poniente –también conocida como Supervía Poniente- será una alternativa adicional para reducir los contaminantes porque además de facilitar la conexión directa entre la zona Sur a la altura de Luis Cabrera y Periférico con la parte poniente, en el área de corporativos, también hará factible el desplazamiento más rápido de los automotores, acortando los tiempos y por ende la disminución en el uso de los combustibles.
Un aspecto importante: contribuirá al abatimiento de los niveles de concentración de contaminantes –especialmente ozono- presente en el sur de la ciudad, por la naturaleza misma de la geografía y el clima en el Valle de México, sobre todo en ciertas épocas del año como en las de elevado calor.
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