México enfrenta desafíos relacionados con la gestión y conservación del agua debido a la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación y el cambio climático. En Monterrey, el agua se ha vuelto un recurso cada vez más valioso, la recién renombrada Presa León, antes conocida como La Libertad, emerge como una de las obras hidráulicas más importantes de México y América Latina.
Esta Presa se ubica entre los municipios de Linares y Montemorelos, y no solo promete garantizar el abasto de agua potable para Monterrey y su zona metropolitana, también se ha convertido en un símbolo de resiliencia, innovación y compromiso social.
Con una longitud de 1,950 metros, la Presa León ostenta el título de la más larga del país y la séptima de América Latina, cifras que no solo hablan de la magnitud de esta obra, sino también de la complejidad técnica que implicó su construcción.
Capacidad de 221.83 millones de metros cúbicos
El proyecto cuenta con un embalse capaz de almacenar 221.83 millones de metros cúbicos al NAMO y una superficie de obra de 1,770 hectáreas. Su objetivo es brindar una solución duradera a una de las mayores necesidades del noreste mexicano: garantizando un acceso seguro, constante y de calidad al agua potable.
El camino para lograrlo no ha sido sencillo, debido a que, durante su construcción se enfrentaron retos como la pandemia por COVID-19 y la tormenta tropical “Alberto”, que pusieron a prueba la capacidad del equipo. Sin embargo, se tomaron medidas oportunas para mantener la obra en marcha, con acciones concretas como desviar el cauce del agua, reforzando las diferentes estructuras que componen el proyecto, así como monitorear el comportamiento de la presa mediante la instrumentación instalada en una galería ubicada al interior de la cortina con sección de 3 x 4.20 m y longitud de 1,550 m. Gracias a estas acciones el proyecto avanzó sin mayores contratiempos ni percances.
Aspectos ambientales
Desde la planeación y durante la ejecución de la Presa León, la gestión que se realizó de los aspectos ambientales inherentes a un proyecto de esta magnitud, fueron atendidos exitosamente, cumpliendo con la normatividad ambiental y permitiendo alcanzar excelentes resultados, tanto en el manejo de residuos como en la preservación de la flora y fauna existente, por ejemplo:
- Rescate de 3,966 individuos de flora, de 23 diferentes especies con una tasa de supervivencia mayor al 80%.
- Se identificaron 2 especies de cactáceas protegidas por la legislación ambiental, que no estaban incluidas en los estudios previos de impacto ambiental.
- Rescate y reubicación de 3,968 ejemplares de fauna de 92 especies diferentes, incluyendo algunas de ellas protegidas por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.
- Se operó un vivero propio durante más de cuatro años para el cuidado de las especies vegetales rescatadas, y se dio seguimiento científico al terreno de reubicación.
Beneficios a las comunidades cercanas
Más allá del abastecimiento de agua, la presa ha tenido un efecto positivo tangible en las comunidades cercanas. Se construyeron 8 km de caminos de acceso con base cementada a los ejidos El Canelo y El Alto, beneficiando a más de 300 habitantes que antes enfrentaban dificultades de movilidad.
Otro punto relevante fue la generación de empleo, con más de 900 trabajadores, de los cuales el 85% fueron contratados localmente, lo que fortaleció el tejido social y económico de la región durante el proceso de construcción.
Sin lugar a duda, la Presa León se perfila como un proyecto emblemático que va más allá de la obra civil. Es una apuesta por el bienestar hídrico de Monterrey y sus generaciones futuras, y una muestra de cómo la infraestructura bien planificada puede ser un motor de desarrollo, resiliencia y sustentabilidad.