Los edificios con una vasta antigüedad en la Ciudad de México poseen valor patrimonial, el cual es preciso conservar. Su remodelación o rescate es una prioridad que trae diversos beneficios para los habitantes de la urbe.
Se puede destacar en primer lugar, que con el avance de la mancha urbana y la creciente población de nueve millones de habitantes en la ciudad, los espacios destinados para vivienda se vuelven escasos, lo cual ocasiona que los costos de los sitios disponibles para este fin se eleven drásticamente.
Si se considera lo anterior, es difícil construir nuevos inmuebles porque no hay muchas zonas en la ciudad donde se pueda edificar, por ello surge la opción de rescatar espacios olvidados o subutilizados para que la población disponga de edificios y habitarlos.
“Por su valor histórico no se deben perder estos inmuebles”. Con esta premisa, la reconocida firma JSa ha rescatado y remodelado diversos edificios con valor artístico y patrimonial; entre los que destacan: Hotel Condesa DF; Chihuahua 78 (vivienda urbana); Mérida 49 (vivienda urbana); Amsterdam 235; Casa Xitle; Argentina 8 (oficinas); y el Museo del Estanquillo, Centro de Legalidad y Justicia; República de Cuba 41-43; Univerisdad del Claustro de Sor Juana; entre algunos otros.
Para Fahlbusch, la remodelación y rescate de edificios puede apreciarse principalmente en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde esta firma de arquitectos participó en proyectos que le dan nueva vida a la zona. Regularmente los inmuebles se encuentran abandonados, con distintas partes dañadas, podría decirse que en lugares olvidados y un poco peligrosos.
“Al rescatarse una estructura, cambia el entorno, particularmente los espacios culturales le dan vida a la zona. En general, los vecinos aprovechan muchísimo estas intervenciones porque les da seguridad, incrementándose el valor de sus viviendas y comercios”.
Dar vida al entorno, explicó el Director de Proyectos de JSa, es parte importante de la arquitectura, no es solamente remodelar un edificio bonito: “También le damos una plusvalía a la comunidad que lo rodea en el aspecto social”.
Con la remodelación de las construcciones, la comunidad cambia, si tienes un inmueble con valor patrimonial, ya no se descuida al ocuparlo se le proporciona cierto mantenimiento. “Al usar un edificio, lo cuidas y lo arreglas para que no se caiga”, puntualizó Cómo llevar un inmueble antiguo al siglo XXI Un edificio con una antigüedad de 300 ó 400 años tenía un uso particular en su época, pero en la actualidad ya no es la misma. Entonces, es muy válido llevarlo al siglo XXI, siempre y cuando se respete la estructura, dijo el arquitecto Fahlbusch.
¿De qué forma se respeta el edificio? Manifestó que el uso es algo temporal y el edificio siempre permanece. Quizá en 50 ó 20 años será diferente la forma en la cual se utilizará, puede ser una oficina, después una vivienda y no pasa nada. No obstante, al edificio como tal no debe modificarse de una manera que ya no se pueda volver a su forma original.
“Por ejemplo, si te piden una sala de usos múltiples en un edificio que originalmente era vivienda, tiras un muro para agrandar el espacio; sin embargo, dejas la referencia que ahí antes existía una pared”, ejemplificó.
Si tienes un uso temporal distinto al original no hay ningún problema, al contrario, el edificio gana porque no se deteriora más, y esos espacios adquieren otro valor, refirió.
El Centro Histórico está declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura, (UNESCO) desde 1987, de tal forma que para Benedikt Fahlbusch rescatarlo es una acción correcta. Es necesario intervenir en la remodelación de la zona para evitar su deterioro y descartar la vida peligrosa en el lugar.
Con esta visión, la empresa JSa lleva a cabo la restauración del edificio ubicado en la calle Brasil 44 en el Zócalo Capitalino, se trata de una vivienda de interés social con tecnologías sustentables, la cual permiten a los habitantes una mejor calidad de vida.
Es un proyecto impulsado por la Junta de Andalucía, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), así como por el Instituto de Vivienda (Invi) del Gobierno del Distrito Federal.
Sobre este tema, el arquitecto Juan Reyes, director de Proyectos de JSa, expuso en entrevista que originalmente este edificio tenía cinco viviendas muy oscuras, no eran iguales entre sí, las dimensiones y características cambiaban unas con otras.
Existía una de cuatro por tres metros con un sanitario que estaba cruzando el patio. Después, se tenía una muy grande de 150 metros. Para su rehabilitación, lo primero fue equilibrar las viviendas, para que resultaran cinco con 60 metros cuadrados cada una.
Se pintaron las paredes de blanco y se planearon ventanas más grandes con el objetivo de ganar más luz. Además, se adquirieron calentadores de agua con celdas de energía solar, explicó el arquitecto.
Uno de los principales retos de esta obra, expresó Fahlbusch, fue trabajar con la gente, porque tenían miedo de perder su espacio. “Planear un proyecto adecuado para la gente que vive ahí, idear lo que necesitan; al mismo tiempo tenemos que respetar la arquitectura, su rescate fue algo complicado”. Al final, Brasil 44 contiene viviendas que mejoraron notablemente la calidad de vida de las familias que lo habitan.
Juan Reyes destacó que la remodelación de edificios para convertirlos en vivienda de interés social en el Centro Histórico son una iniciativa muy importante: “Es positivo que la gente, continúe habitando ahí, que no sea expulsada a las periferias. Brasil 44 es un proyecto pequeño, pero ojala hubieran más como este”, finalizó.