Durante el último periodo, el sector energético del país se ha beneficiado con diversas acciones; comenzando con la mayor apertura a las energías renovables, la implementación de plantas de ciclos combinados y el financiamiento a la exploración y producción de crudo.

Sin embargo, la actual administración enfrenta distintos retos que solucionar. Según datos de la Estrategia Nacional de Energía 2013-2027 de la Secretaría de Energía (SENER), de 2000 a 2011, el consumo en México creció a un promedio anual de 2.08%, tasa superior presentada por el Producto Interno Bruto (PIB), cuyo crecimiento anual fue de 1.82%.

Por su parte, la productividad de energía primaria disminuyó a una tasa anual de 0.3%. De continuar estas tendencias, tanto en uso como en obtención, para el 2020 México se convertiría en una región estructuralmente deficitaria en la materia.

La capacidad de generación suficiente para abastecer la demanda se logró con una fuerte inversión en plantas de ciclos combinados con base en gas natural, con el que se genera cerca del 50% de la electricidad de la república mexicana y es importado desde Estados Unidos.

Respecto a la industria del petróleo, el informe de la SENER detalla que entre 2000 y 2004, se incrementó hasta llegar a su máximo nivel, y comenzó a declinar hasta alcanzar 2.5 millones de barriles diarios (MBD) en 2012, pese a que la inversión en actividades para exploración y producción de hidrocarburos se aumentó más de tres veces en los últimos doce años, pasando de 77,860 millones de pesos a 251,900 millones en el periodo 2000 a 2012.

Entre 2003 y 2012, las reservas petroleras probadas disminuyeron 31.2% pasando de 20,077 millones de barriles de crudo equivalente (MMbpce) a 13,810 MMbpce. Mientras, las reservas probables se redujeron en 27.2%, pasando de 16,965 MMbpce a 12,353 MMbpce.

El presidente de la Comisión de Energía del Senado, David Penchyna Grub, estima que el paradigma energético en México se encuentra rezagado; por lo que considera necesaria una reforma para promover financiamientos público-privados. En dado caso, se generarían inversiones sostenidas cercanas a 100 mil millones de dólares anuales por un lapso de 10 años.

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